Especies como los elefantes, los rinocerontes, los tiburones y algunasmaderas preciosas están de enhorabuena.en la última reunión del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora silvestres (Cites) se han tomado decisiones importantes que les afectan y esta vez para bien.
La reunión de Cites se cerraba con acuerdos históricos como el de iniciar, por primera vez, un proceso que pide a la mayoría de los países implicados en el comercio ilegal de marfil que comiencen un trabajo firme para ponerle freno a corto plazo.
Los 178 países participantes en la reunión han exigido a China, Kenia, Malsia, Filipinas, Tailandia, Uganda, Tanzania y Vietnam, los más implicados en el comercio ilegal de marfil, que presenten planes para hacer frente al problema antes de la próxima reunión de Cites en verano de 2014.
Además, los gobiernos también han trabajado para asegurar una mejor protección de los rinocerontes amenazados, con la promesa de luchar contra el crimen organizado que trafica de forma ilegal con cuerno de animales. Además, se regulará el comercio internacional de varias especies de tiburones y maderas.
Pero a pesar de estos avances, queda mucho camino por recorrer. Basta con decir que 700 rinocerontes sudafricanos murieron a manos de cazadores furtivos el pasado año y en lo que llevamos de 2013 ya han sido abatidos 150 animales. Hasta 30.000 elefantes se pierden cada año a causa de de la cazafurtiva en África y tan solo quedan 3.200 tigres en estado salvaje.
La compra de estos productos es ilegal y lo único que se consigue es acabar con la vida de animales en peligro de extinción y con el equilibrio de la sociedad en los países de origen.
Se estima que el tráfico de animales, solo en las selvas de Brasil, asciende a 38 millones de animales al año, según RENCTAS, la Red Nacional brasileña Contra el Tráfico de Animales Silvestres. El tráfico de animales ocupa el tercer lugar mundial después del tráfico de armas y de drogas, con ventas anuales de mas de 20 mil millones de dólares. Un claro ejemplo es el de la jararaca brasilera, una víbora venenosa, que es vendida en Estados Unidos por 20 mil dólares.
Lo que en un principio parece cosa de mafias internacionales puede, sin embargo, afectarnos directamente a la hora de comprar un animal. Para muchos gobiernos este tráfico implica una importante entrada de divisas, razón por la cual lo toleran.
La Unión Europea es uno de los mayores consumidores de especies salvajes y de productos derivados. Es el primer importador mundial de felinos y de papagayos vivos, el segundo importador de primates, boas y pitones, y el tercer importador de tortugas y plantas.
El origen de la salinidad en los ríos puede ser natural, debido a la geología del terreno o a la climatología, o bien antropogénico, es decir, generada por vertidos domésticos e industriales, por la actividad minera o por residuos agrícolas y ganaderos, entre otros.
En ecosistemas fluviales de todo el mundo, el exceso de sal en los ríos a causa de la actividad humana es un factor que condiciona la supervivencia de organismos y comunidades, la biodiversidad y el equilibrio ecológico de todo el ecosistema, y genera también efectos de carácter económico y problemas de salud pública.
El ejemplo más extremo de salinización se encuentra en algunos ríos de Australia. En el continente europeo, el proceso de salinización de ríos por la acción de las personas se está agravando desde hace años. En la depresión del Ebro, debido a las características del suelo y del tipo de agricultura que se practica, existen ríos todavía más salados que algunos de Australia , pero aquí las prioridades en la gestión de los recursos hídricos tienen poco en cuenta la conservación de los sistemas fluviales y esta cuestión no se corrige. Todavía es más grave el problema en la región de Murcia: donde riegan mucho y hay poca agua, y los ríos son salinos por el efecto del exceso de explotación del agua.
En la red hidrográfica catalana también existen tramos con niveles altos de salinidad. El nivel de salinidad del tramo bajo del Llobregat a partir de la zona de la minería de potasa está en el límite del uso agrícola y es inaceptable para el uso humano. La situación no es tan alarmante como en los ríos de Australia pero es preocupante. Y en el tramo bajo del Besòs sucede lo mismo: las aguas cada vez son más saladas, en este caso no por la actividad minera sino por procesos relacionados con la descalcificación del agua.
La abundancia de sal también afecta negativamente la potabilización del agua. Obliga a implantar, por ejemplo, nuevas tecnologías, como la ósmosis inversa, que han encarecido el proceso de potabilización del agua de consumo en las plantas. Además, el uso de cloro para potabilizar el agua produce muchos compuestos químicos derivados que pueden ser tóxicos para el medio ambiente y la salud.
El marco legislativo actual es todavía "demasiado flexible" en relación con los límites de la concentración salina que pueden tener los ríos. A escala europea, la salinidad tampoco se considera un problema principal y no existe ninguna directiva de regulación. El factor empresarial e industrial, en muchos países, prevalece sobre la necesidad de establecer una legislación más restrictiva.
Los efectos del cambio global podrían incrementar todavía más la salinidad de los ríos en muchas regiones. En comparación con otras regiones del planeta, se espera que en la región Mediterránea disminuyan las precipitaciones, se incremente la sequía, el consumo de agua y, en consecuencia, la salinidad en los ríos.
Puedes leer el artículo en que se basa este post aquí.
Resulta curioso lo que está ocurriendo con un mineral denominado coltán, del que se extraen niobio y tántalo, y que en los últimos 10 años ha sido blanco estratégico de las compañías de explotación minera, tema de controversia social y medioambiental e incluso objeto de debate en las propias Naciones Unidas.
El coltán (abreviatura de columbita-tantalita) es un mineral óxido. La columbita está compuesta por óxidos de niobio, hierro y manganeso [(Fe, Mn) Nb2O6], y la tantalita está compuesta por óxido de tantalio, hierro y manganeso [(Fe, Mn) Ta2O6] en cualquier proporción. Estos óxidos constituyen una solución sólida en ambos minerales. Son escasos en la naturaleza y dan un claro ejemplo de materiales que han pasado de ser considerados simples curiosidades mineralógicas a estratégicos para el avance tecnológico debido a sus nuevas aplicaciones.
Entre otras características destacables, tiene una alta conductividad, gran resistencia a temperaturas elevadas y la capacidad de almacenar cargas eléctricas, y se utiliza para la fabricación de condensadores electrolíticos de tantalio, que aparecen en casi la totalidad de dispositivos electrónicos.
El principal productor de coltán es la República Democrática del Congo, con cerca del 80% de las reservas mundiales, si bien Brasil posee el 10%, Sierra Leona el 5% y un 5% aparece alrededor del resto del mundo. Según informes de agencias internacionales de prensa, la explotación de coltán ha ayudado a financiar a varios bandos de la Segunda Guerra del Congo, un conflicto que ha producido más de 6 millones de muertos.
La ocupación ruandesa del este del Congo ha significado que la República Democrática del Congo haya sido incapaz de explotar este recurso en beneficio propio. Un informe reciente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha reportado que una gran cantidad de este mineral está siendo explotado de forma ilegal y trasladado de contrabando a través de las fronteras por milicias de las vecinas Uganda, Burundi y Ruanda.
Además, la extracción de este mineral está relacionada con la explotación de sus trabajadores, muchos de ellos niños.
La explotación del coltán no sólo genera graves problemas socioculturales, sino que va acompañada de importantes problemas medioambientales, ya que su extracción se realiza a cielo abierto y muchos de los yacimientos se encuentran en zonas de gran impacto ambiental, por lo que producen grandes daños. Además, las empresas explotadoras de dicho mineral no realizan actividades de recuperación, con lo que se está produciendo una destrucción de ecosistemas y el desplazamiento de distintas especies. Por un lado se están contaminando los ríos de la zona y grandes lagos y por otro lado los principales yacimientos coinciden con los hábitats de gorilas en peligro de extinción. En 2006, el gobierno congoleño otorgó nuevas concesiones mineras con el resultado, tras los sondeos y la deforestación asociada, fue la migración de buena parte de los elefantes a Zambia. La población de elefantes ha disminuído un 80% en los últimos 50 años.
El Congo alberga, después del Amazonas, el segundo pulmón más grande del mundo, con 100 millones de hectáreas de selva y el 70% del agua dulce de África. Según Greenpeace, los bosques de África Central retienen el 8% del carbono almacenado en el planeta, por lo
que su deforestación liberaría 34.400 millones de toneladas de CO2, 65 veces las emisiones de España en un año. Además, la deforestación parece inevitable y a ello se suman otros impactos como la contaminación de las corrientes con el limo procedente del proceso de lavado, que acaba por matar a invertebrados y reduce la fotosíntesis de plantas acuáticas.
Uno de los parques naturales más castigados es el de Kahuzi-Biega, en Kivu sur, donde se encuentra el hábitat del gorila de montaña. En este parque la población se ha visto prácticamente reducida a la mitad, pasando de 258 ejemplares a 130, según la Fundación Dian Fossey. Las causas son la escasez de comida y la caza furtiva para alimentar a los mineros. Según el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas, en los ocho parques del Congo la población de gorilas ha descendido un alarmante 90%. Hoy apenas quedan 3.000 ejemplares.
La migración de las aves consiste en los viajes estacionales regulares realizados por muchas especies. Además, las aves realizan otros movimientos en respuesta a cambios en la disponibilidad de alimentos, de hábitat o climáticos, que suelen ser irregulares o solo en una dirección y no se consideran migración. La migración está marcada por su estacionalidad anual. En contraste, las aves que no son migratorias son llamadas aves residentes.
Muchas aves terrestres migran largas distancias. Los patrones más comunes involucran el vuelo al norte para reproducirse en los veranos en áreas templadas o árticas y el retorno a las áreas de invernada en regiones más cálidas del sur.
La ventaja primaria de la migración es energética. Los días más largos del verano en el norte proveen mayores oportunidades a las aves en reproducción de alimentar a sus polluelos. La extensión de las horas del día les permite a las aves diurnas producir nidadas más grandes que las especies emparentadas no migratorias que permanecen en los trópicos todo el año. A medida que los días se acortan en otoño, las aves regresan a las regiones cálidas donde el suministro de alimento disponible varía poco con la estación.
Estas ventajas son superiores a los riesgos del elevado estrés, el coste energético, el aumento de la depredación y otros riesgos de la migración.
El estímulo fisiológico primario para la migración es el cambio en la longitud del día. Estos cambios están también relacionados con cambios hormonales en las aves.
Los cambios climáticos en gran escala están teniendo un efecto sobre la cronodeterminación de la migración, y los estudios han mostrado una variedad de efectos incluidos los cambios cronológicos en la migración, en la estación de cría así como en las declinaciones de poblaciones
La acción del hombre sobre el planeta, provoca en muchas ocasiones desastres medioambientales de gran magnitud, afectando en gran medida a extensas áreas, donde todo un hábitat puede ser modificado o destruido. Debido al calentamiento global del planeta se está produciendo un cambio de hábitats y la expansión de especies desde el sur hacia el norte. La presencia de especies africanas en Europa es un indicador de este cambio.
Además, las aves son buenos bioindicadores de problemas ambientales y sus desplazamientos nos pueden dar idea de la magnitud de lo sucedido. Ejemplo de ello han sido, el desastre de Chernorbil, donde hubo un descenso en la población de Avefrias, especie que nidifica en el norte de Europa y pasa los inviernos en la zona sur del continente. Otros ejemplos son el desastre en las minas de Alnazcollar, con las famosas imágenes de aves deformes en el entorno de Doñana y el desastre a finales de Noviembre de 2.002 en el área del Estrecho de Gibraltar, donde se detectaron algo más de 150 aves marinas muertas a consecuencia de haber estado en contacto con el petróleo vertido por el hundimiento del Prestige, hundimiento que se produjo semanas atrás en aguas próximas a Galicia, a más de 1.000 Km. de esta zona.
Cada invierno se ven más aves en las tierras ibéricas en lugar de migrar hacia África como sería lógico. Desde los años 90 se está estudiando en el área del Estrecho de Gibraltar, los tamaños de la población migradora posnupciales de la Cigüeña blanca , pasando de unas 90.000 aves censadas en el año 1.994 a 130.000 aves censadas en año 2.001. Esto significa que la población de Cigüeña blanca ha aumentado mucho, siendo mayor tanto el número de aves que cruzan hacia África desde Europa en sus movimientos migratorios como aquellas que pasan el invierno en la Península Ibérica. Los motivos que han podido propiciar este espectacular aumento podrían estar relacionados con la clara adaptación que realizó esta especie al empezar a buscar alimento en los vertederos de basura doméstica. Alimento abundante y fácil de obtener.
Es en la zona del Estrecho de Gibraltar, puerta de entrada entre África y Europa, donde con mayor asiduidad asiduidad se están realizando citas y observaciones de especies cuyos hábitat normales se encuentran mucho más al sur.En los años 80 se detecto la presencia del Vencejo cafre (Apus caffer), ahora expandido por toda la Península; en los 90 se detecto al Vencejo moro (Apus affinis). Las primeras citas de Corredor sahariano (Cursorius cursor), un ave típicamente esteparia, se realizaron en la playa de los Lances (Tarifa) y ahora nidifica en el desierto de Almeria. Desde los años 90 también y cada vez con mayor asiduidad se esta citando al Buitre de rüppell un ave que nidifica normalmente al sur del Sahara.Otro ejemplo espectacular de expansión de los últimos años podría ser la presencia del Morito (Plegadis falcinellus), que si bien antaño nidifico en la península, desapareció. Tras numerosas citas esporádicas crío de nuevo en 1.994 en Doñana, hoy día es una especie abundante en el entorno de este parque nacional y es observable en numerosos humedales ibéricos.La evolución del clima entre 1980 y 1990 no afectó a las aves residentes y de migraciones cortas, pero sí a las de migraciones de larga distancia, que han descendido al amparo de las temperaturas más cálidas registradas en el invierno europeo.
La evidencia sugiere que la temperatura media de la Tierra puede subir este siglo entre 1.5 y 5.8 grados, que se sumarían al aumento ya registrado en los últimos 150 años.
Este cambio en la temperatura tendrá indudablemente consecuencias dramáticas para las condiciones atmosféricas y por lo tanto para las condiciones de vida de los diferentes organismos, incluyendo las aves migratorias.
Por ejemplo, los inviernos fríos con intensas nevadas han llegado a ser escasos en muchas partes del mundo, y la cubierta de la nieve en ciertas montañas se ha reducido más del 50% durante el siglo pasado.
Este cambio climático afecta ya a plantas y animales de los cuatro puntos cardinales del planeta, reduciendo en algunos casos los períodos de hibernación de algunas especies (como las marmotas de América del Norte) y en otros anticipando la reproducción, como es el caso de algunas aves migratorias europeas.
Se cree que los inviernos más templados disminuirán aún más el número de aves migratorias de larga distancia en Europa y que estos cambios en los comportamientos se generalizarán en el curso de varias generaciones. De hecho, muchas poblaciones de pájaros de larga distancia han renunciado a cambiar de residencia de invierno en los últimos veinte años.
Los cambios en la fecha y ruta de las migraciones de aves que causa el cambio global están reduciendo la reproducción de varias especies y en algún caso su supervivencia. Otro impacto del aumento de las temperaturas es que numerosas especies de aves han desplazado sus áreas de distribución hacia el norte al reducirse los períodos de heladas El acortamiento de las grandes migraciones reduce igualmente el número de ejemplares que se extravían durante estos largos recorridos y que, tras alcanzar alguna isla, sobrevivían, se reproducían y se adaptaban a sus nuevos territorios, creando así nuevas especies. La consecuencia es una disminución de la biodiversidad.
La acidificación de los océanos está ocurriendo por un descenso del ph causado por la absorción de dióxido de carbono antropogénico desde la atmósfera. En el ciclo natural del carbono, la concentración de dióxido de carbono (CO2) muestra un balance de flujos entre los océanos, la biosfera terrestre y la atmósfera. Las actividades humanas tales como los cambios en los usos del suelo o la combustión de combustibles fósiles ha supuesto un nuevo aporte de CO2 a la atmósfera. Parte de este aporte ha permanecido en la atmósfera (donde es responsable del aumento de las concentraciones atmosféricas), parte ha sido absorbida por las plantas terrestres, mientras que otra parte ha sido absorbida por los océanos. El CO2 disuelto en el agua incrementa también la concentración del ión hidrógeno en el océano, descendiendo así el ph oceánico. Desde el comienzo de la revolución industrial se ha estimado que el ph de la superficie del océano ha caído desde poco menos de 0,1 unidades y descenderá más allá de las 0,3-0,5 unidades para 2100 a medida que el océano absorba más CO2 antropogénico.
Mientras que la absorción natural de CO2 por los océanos mundiales ayuda a mitigar los efectos climáticos de las emisiones antropogénicas de CO2, se cree que el descenso resultante en pH tendrá consecuencias negativas, principalmente para los organismos calcáreos. Las especies calcáreas abarcan en la cadena trófica desde autótrofos a heterótrofos e incluyen organismos tales como los corales, los equinodermos, los crustáceos y los moluscos. Seguramente también habrá especies que puedan sacar provecho de esta acidificación.
Aparte de los efectos sobre la calcificación los organismos pueden sufrir otros efectos adversos, tanto directos como en cuanto a su fisiología y su reproducción (por ejemplo la acidificación de los fluidos corporales o hipercapnia) o indirectamente a través de impactos negativos en los recursos alimentarios.
El Océano Ártico es más vulnerable que otros océanos a la acidificación, porque las aguas frías absorben más CO2 y porque recibe el agua dulce proveniente de los ríos y del deshielo, lo cual lo hace menos apto para neutralizar químicamente la capacidad de formar ácido a partir del CO2. Además, el creciente deshielo durante el verano deja al descubierto superficies marinas cada vez mayores, las cuales contribuyen a la absorción.
Recientemente, se ha publicado un informe llamado "Artic Monitoring and assesment programme", llevado a cabo por 60 expertos y encargado por los 8 países con territorios árticos. Puedes leerlo aquí.
Una especie invasora es aquella que es introducida en un ecosistema diferente del de origen intencionadamente o no, y que se convierte en una plaga en el ecosistema de destino debido a la descendencia fértil y su capacidad de colonización de lugares distantes del lugar donde fue introducida.
Necesariamente debe constituir una plaga porque de otro modo, o bien la especie no sobrevive en el nuevo ecosistema o cuenta con depredadores que mantienen a raya sus poblaciones evitando de este modo la invasión de la especie foránea.
La nueva especie se convierte en una plaga porque no cuenta con mecanismos naturales de control debido a varios factores:
condiciones del ecosistema de destino son igual o más favorables que su ecosistema de origen
ausencia de depredadores que controlen las poblaciones
ausencia de eventos naturales que controlen las poblaciones
En el mundo actual, la globalización y la facilidad de transporte de objetos, animales, plantas y humanos genera situaciones que raramente se dan en la naturaleza. Es muy fácil transportar especies de mamíferos o plantas de los trópicos a Europa, y viceversa, en cualquiera de los medios de transporte.
Nuevas especies arriban a través de las importaciones ilegales de especies, en el fouling de los buques mercantes que realizan largos recorridos por todo el mundo, en las maletas, en las propias mercancías importadas, en los contenedores… Pero igualmente aquellas especies exóticas que se compran a modo de mascota y que posteriormente se desechan en el medio natural se pueden convertir en especies invasoras.
Tienen impactos ecológicos a la par que económicos. Ecológicos porque supone una pérdida de biodiversidad pues no sólo supone la tendencia a la homogeneización en un ecosistema si no que afecta directamente a otras especies en el mismo ecosistema pudiendo provocar su extinción. Los efectos pueden ser propagación de nuevas enfermedades (introducción del cangrejo de río americano en España), la depredación sobre poblaciones (tortuga de Florida), la ocupación del hábitat natural de especies endémicas en general favorecido por la eutrofización de las aguas (Caulerpa taxifolia en el Mediterráneo),…
Los impactos económicos por lo general sobrevienen del efecto que tienen estas invasiones sobre otras especies que son tradicionalmente objeto de explotación económica en el ecosistema (cosecha, ganadería), a lo que se suma los gastos de erradicación de estas especies en todos los países del mundo y la degradación de mobiliario urbano por aves, por ejemplo.
Incluso pueden provocar impactos sobre la salud por facilitar la propagación de enfermedades.
Por ejemplo, la especie invasora Caulerpa taxifolia está provocando un cambio en la estructura de los fondos marinos mediterráneos. Su ecosistema clímax es la pradera de Posidonia oceanica de gran biodiversidad de especies tanto explotables económicamente como no, y con gran cantidad de beneficios para los pueblos costeros.
En el siguiente vídeo puede verse un ejemplo de una especie invasora: El mejillón cebra.
GLOBALIZACIÓN Y MEDIO AMBIENTE ¿Qué es la Globalización?
No es más que la extensión del Capitalismo a escala global, la creación de un mercado mundial y la liberalización de los mercados, lo que permite el libre flujo de capital, mercancías, información y personas. Se desarrolla gracias a los avances tecnológicos que permiten una integración mundial de todas las economías. Estos avances tecnológicos permiten realizar operaciones comerciales y financieras de manera rápida y en cualquier mercado mundial.
Mediante la globalización, se eliminan las barreras comerciales entre los distintos países, y esto desencadena la aparición de un mercado internacional a escala global, lo que ha provocado un aumento en el consumo de recursos energéticos como consecuencia del transporte entre los distintos países, ya sea de materias primas o de productos manufacturados. Este aumento en el consumo de recursos energéticos, principalmente combustibles fósiles, incrementa la emisión de sustancias contaminares, principales responsables del cambio climático y del calentamiento global del planeta.
Además, para poder ser más competitivos en este mercado global, existen países que reducen sus estándares ambientales y empresas que para reducir sus costos de producción reducen sus gastos en seguridad ambiental. Hoy en día, las grandes empresas transnacionales no sólo colocan sus fábricas en países donde la mano de obra es más barata, sino también en aquellos países cuya legislación ambiental es menos severa y permite reducir costes en este ámbito, de modo que las empresas pueden fabricar productos más baratos y más competitivos, que benefician al consumidor en cuanto al dinero que tiene que gastarse para adquirir el producto. La competencia global fuerza a comportamientos industriales, estatales e individuales no sostenibles.
Analizaremos ahora, un problema ambiental concreto derivado de la globalización: la extensión de los monocultivos, como el de la soja, en el cono Sur.
El monocultivo es la práctica de cultivar grandes extensiones de terreno con árboles u otro tipo de plantas de la misma especie. Si bien es una forma eficiente y rentable de cultivo desde una perspectiva mercantil, desde el punto de vista ecológico es desastroso.
La base de todo ecosistema es la diversidad y una práctica como el monocultivo no hace más que quebrantar este principio. Si hay menos diversidad vegetal, también disminuye la animal. Los insectos y animales que antes se alimentaban de otras especies vegetales ahora desaparecen y por ende también sus depredadores. Así, se propagan las plagas que afectan al monocultivo, se rocían pesticidas para su control y se contaminan agua y tierra.
Por otra parte el daño a los suelos es considerable, sobre todo si no hay rotación en el monocultivo. Se pierde fertilidad, pués se empobrece la tierra al absorber la misma especie siempre los mismos nutrientes. Entonces debemos enriquecerla artificialmente con químicos.
Generalmente seducidos por las promesas de los países ricos, el monocultivo se ha ganado un lugar en el tercer mundo y en latinoamérica en particular. Paradigmático es el caso de los monocultivos para los biocombustibles, donde los países desarrollados comprometen la compra de toda la producción, movilizando la agricultura hacia este tipo de prácticas de corto plazo, retorno dudoso pero alto impacto ambiental asegurado.
Otro problema medioambiental que se agrava con la Globalización es la aparición de especies invasoras. Los seres humanos han causado cambios sin precedentes en los ecosistemas de todo el planeta y han redistribuido las especies vegetales y animales de forma voluntaria o accidental. Como consecuencia de estos cambios ciertas especies tienen un comportamiento invasivo en las localidades de introducción, siendo más susceptibles los hábitats alterados o degradados. Estas invasiones llevan asociadas varios problemas. A nivel ecológico destaca la pérdida de diversidad autóctona y la degradación de los hábitats invadidos.
Una vez detectada la invasión, su control y erradicación son costosos y no siempre posibles. Identificar los invasores potenciales y evitar su establecimiento es el mejor camino para frenar un problema que incrementa al mismo ritmo que la globalización. En el ámbito ecológico el principal impacto de las invasiones biológicas es la pérdida de biodiversidad. La introducción de una especie exótica puede alterar la abundancia de las especies e incluso causar la extinción local de algunas especies nativas contribuyendo de esta manera a la homogeneización del paisaje. Las islas y los lagos son extremadamente sensibles a este fenómeno ya que al ser ecosistemas de pequeño tamaño sus especies son más vulnerables.
'Life after people' es un documental americano sobre qué ocurriría si la especie humana desapareciera de repente, sobre el impacto ambiental que esta desaparición produciría. Es algo sensacionalista y tiene algunos errores, pero es interesante su planteamiento. Basándose en lo que ocurrió en la ciudad ucraniana de Pripyat a raíz del desastre de Chernobil en 1986 y cómo la jungla engulló a Angkor después de que fuera abandonada en el siglo XV, La vida sin nosotros analiza este impacto.
Para empezar, lo primero en desaparecer sería la electricidad, por lo que el planeta se quedaría a oscuras, o más bien iluminado sólo por la luz del Sol. En los frigoríficos de las casas, en los supermercados y granjas la comida y los cultivos se echarían a perder y serían la fuente de alimento de los animales que más dependen de nosotros: ganado doméstico, ratas, ratones, palomas, gaviotas e insectos y por supuesto nuestras mascotas. Sin el mantenimiento adecuado los túneles y alcantarillado se inundarían y los edificios comenzarían a deteriorarse. En tan solo 20 años, la vegetación volvería a reconquistar terreno y ayudaría al deterioro de las ciudades, que acabarían siendo pasto de las llamas, consecuencia de los rayos.
En 50 años los grandes rascacielos de acero y hormigón se habrían oxidado hasta quedar convertidos en gigantescos esqueletos, entre cuyas oxidadas vigas crecería la vegetación, que avanzaría inexorable, ayudada por el propio óxido y por las cenizas de los incendios provocados por los rayos y los escapes de gas de nuestras tuberías, que habrían reoxigenado el pobre suelo. Y con la vegetación llegarían animales como los ratones y ratas, las palomas, pequeños mamíferos como las musarañas, y detrás de ellos, depreradores como las serpientes, aves rapaces, comadrejas o nuestros viejos amigos los gatos. Todo este ecosistema ocuparía ahora el lugar de lo que un día fueron viviendas y oficinas. Y fuera de los edificios, más fauna seguiría llegando a las ciudades... herbívoros salvajes como los ciervos, los jabalíes, o el antiguo ganado doméstico pastarían a sus anchas en nuestros antiguos parques, ya que a estas alturas se habrían convertido en frondosos bosques. Y, atraídos por la abundancia de presas, y por la nueva facilidad de movimiento, carnívoros como los lobos, los pumas o los linces alcanzarían enseguida lugares como Manhattan o el centro de Madrid. Y tan solo sería cuestion de un poco mas de tiempo la llegada de los osos, que también abandonarían los bosques. En 150 años, nuestros amados perros serían irreconocibles. Cruzados con los lobos, habrían vuelto de nuevo a su estado más salvaje. A nuestros gatos y al ganado doméstico les habría ocurrido otro tanto. Comenzarían los grandes derrumbamientos: las grandes estructuras de acero ya no aguantarían más el óxido. Los pocos edificos que aún siguieran en pie, caerían.
El acero del que estaban hechas volvería al lugar de donde un día salió: la tierra. Los libros de nuestras bibliotecas sucumbirían al polvo, al moho y a los ratones y cucarachas. El celuloide de nuestras fotos y películas, al abandono y a la humedad. Y los soportes electrónicos tampoco correrían mejor suerte. Debido al deterioro de los túneles subterraneos de metro y alcantarillado, que ya no aguantarían más, el asfalto de nuestras calles cedería.
Entre 500 y 1000 años, la vegetación habría avanzado tanto que los bosques densos empezarían a cubrir otra vez las más importantes ciudades de America y de Europa. Los monumentos más antiguos de piedra como los acueductos romanos que salpican Europa, el Coliseo, las Pirámides o la Gran Muralla China, aguantarían perfectamente.
En 5000 años, el dióxido de carbono habría descencido hasta niveles sólo conocidos en la Tierra antes de la llegada del hombre y de la industrialización. Elementos contaminantes como los plásticos o la radiación descenderían tremendamente también. La vida en la Tierra seguiría existiendo en formas que ni podemos imaginarnos. En 10.000 años estructuras de piedra míticas, como las Pirámides o la Gran Muralla China, habrían resistido y aún serían distinguibles. Y más allá nuestras señales de radio y televisión seguirían su incansable viaje.
Puedes ver el documental aquí:
Para saber más: Parece que este documental está inspirado en el libro 'The world without us' de Alan Weisman.