lunes, 1 de abril de 2013

EL MUNDO SIN NOSOTROS

EL MUNDO SIN NOSOTROS

'Life after people' es un documental americano sobre qué ocurriría si la especie humana desapareciera de repente, sobre el impacto ambiental que esta desaparición produciría. Es algo sensacionalista y tiene algunos errores, pero es interesante su planteamiento. Basándose en lo que ocurrió en la ciudad ucraniana de Pripyat a raíz del desastre de Chernobil en 1986 y cómo la jungla engulló a Angkor después de que fuera abandonada en el siglo XV, La vida sin nosotros analiza este impacto. 


Para empezar, lo primero en desaparecer sería la electricidad, por lo que el planeta se quedaría a oscuras, o más bien iluminado sólo por la luz del Sol. En los frigoríficos de las casas, en los supermercados y granjas la comida y los cultivos se echarían a perder y serían la fuente de alimento de los animales que más dependen de nosotros: ganado doméstico, ratas, ratones, palomas, gaviotas e insectos y por supuesto nuestras mascotas. Sin el mantenimiento adecuado los túneles y alcantarillado se inundarían y los edificios comenzarían a deteriorarse. En tan solo 20 años, la vegetación volvería a reconquistar terreno y ayudaría al deterioro de las ciudades, que acabarían siendo pasto de las llamas, consecuencia de los rayos. 
En 50 años los grandes rascacielos de acero y hormigón se habrían oxidado hasta quedar convertidos en gigantescos esqueletos, entre cuyas oxidadas vigas crecería la vegetación, que avanzaría inexorable, ayudada por el propio óxido y por las cenizas de los incendios provocados por los rayos y los escapes de gas de nuestras tuberías, que habrían  reoxigenado el pobre suelo. Y con la vegetación llegarían animales como los ratones y ratas, las palomas, pequeños mamíferos como las musarañas, y detrás de ellos, depreradores como las serpientes, aves rapaces, comadrejas o nuestros viejos amigos los gatos. Todo este ecosistema ocuparía ahora el lugar de lo que un día fueron viviendas y oficinas. Y fuera de los edificios, más fauna seguiría llegando a las ciudades... herbívoros salvajes como los ciervos, los jabalíes, o el antiguo ganado doméstico pastarían a sus anchas en nuestros antiguos parques, ya que a estas alturas se habrían convertido en frondosos bosques. Y, atraídos por la abundancia de presas, y por la nueva facilidad de movimiento, carnívoros como los lobos, los pumas o los linces alcanzarían enseguida lugares como Manhattan o el centro de Madrid. Y tan solo sería cuestion de un poco mas de tiempo la llegada de los osos, que también abandonarían los bosques. En 150 años, nuestros amados perros serían irreconocibles. Cruzados con los lobos, habrían vuelto de nuevo a su estado más salvaje. A nuestros gatos y al ganado doméstico les habría ocurrido otro tanto. Comenzarían los grandes derrumbamientos: las grandes estructuras de acero ya no aguantarían más el óxido. Los pocos edificos que aún siguieran en pie, caerían. 


El acero del que estaban hechas volvería al lugar de donde un día salió: la tierra. Los libros de nuestras bibliotecas sucumbirían al polvo, al moho y a los ratones y cucarachas. El celuloide de nuestras fotos y películas, al abandono y a la humedad. Y los soportes electrónicos tampoco correrían mejor suerte. Debido al deterioro de los túneles subterraneos de metro y alcantarillado, que ya no aguantarían más, el asfalto de nuestras calles cedería.

Entre 500 y 1000 años, la vegetación habría avanzado tanto que los bosques densos empezarían a cubrir otra vez las más importantes ciudades de America y de Europa. Los monumentos más antiguos de piedra como los acueductos romanos que salpican Europa, el Coliseo, las Pirámides o la Gran Muralla China, aguantarían perfectamente.
En 5000 años, el dióxido de carbono habría descencido hasta niveles sólo conocidos en la Tierra antes de la llegada del hombre y de la industrialización. Elementos contaminantes como los plásticos o la radiación descenderían tremendamente también. La vida en la Tierra seguiría existiendo en formas que ni podemos imaginarnos. En 10.000 años estructuras de piedra míticas, como las Pirámides o la Gran Muralla China, habrían resistido y aún serían distinguibles. Y más allá nuestras señales de radio y televisión seguirían su incansable viaje.

Puedes ver el documental aquí:



Para saber más:

Parece que este documental está inspirado en el libro 'The world without us' de Alan Weisman. 

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