La acidificación de los océanos está ocurriendo por un descenso del ph causado por la absorción de dióxido de carbono antropogénico desde la atmósfera. En el ciclo natural del carbono, la concentración de dióxido de carbono (CO2) muestra un balance de flujos entre los océanos, la biosfera terrestre y la atmósfera. Las actividades humanas tales como los cambios en los usos del suelo o la combustión de combustibles fósiles ha supuesto un nuevo aporte de CO2 a la atmósfera. Parte de este aporte ha permanecido en la atmósfera (donde es responsable del aumento de las concentraciones atmosféricas), parte ha sido absorbida por las plantas terrestres, mientras que otra parte ha sido absorbida por los océanos. El CO2 disuelto en el agua incrementa también la concentración del ión hidrógeno en el océano, descendiendo así el ph oceánico. Desde el comienzo de la revolución industrial se ha estimado que el ph de la superficie del océano ha caído desde poco menos de 0,1 unidades y descenderá más allá de las 0,3-0,5 unidades para 2100 a medida que el océano absorba más CO2 antropogénico.
Mientras que la absorción natural de CO2 por los océanos mundiales ayuda a mitigar los efectos climáticos de las emisiones antropogénicas de CO2, se cree que el descenso resultante en pH tendrá consecuencias negativas, principalmente para los organismos calcáreos. Las especies calcáreas abarcan en la cadena trófica desde autótrofos a heterótrofos e incluyen organismos tales como los corales, los equinodermos, los crustáceos y los moluscos. Seguramente también habrá especies que puedan sacar provecho de esta acidificación.
Aparte de los efectos sobre la calcificación los organismos pueden sufrir otros efectos adversos, tanto directos como en cuanto a su fisiología y su reproducción (por ejemplo la acidificación de los fluidos corporales o hipercapnia) o indirectamente a través de impactos negativos en los recursos alimentarios.
El Océano Ártico es más vulnerable que otros océanos a la acidificación, porque las aguas frías absorben más CO2 y porque recibe el agua dulce proveniente de los ríos y del deshielo, lo cual lo hace menos apto para neutralizar químicamente la capacidad de formar ácido a partir del CO2. Además, el creciente deshielo durante el verano deja al descubierto superficies marinas cada vez mayores, las cuales contribuyen a la absorción.
Recientemente, se ha publicado un informe llamado "Artic Monitoring and assesment programme", llevado a cabo por 60 expertos y encargado por los 8 países con territorios árticos. Puedes leerlo aquí.
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