La migración de las aves consiste en los viajes estacionales regulares realizados por muchas especies. Además, las aves realizan otros movimientos en respuesta a cambios en la disponibilidad de alimentos, de hábitat o climáticos, que suelen ser irregulares o solo en una dirección y no se consideran migración. La migración está marcada por su estacionalidad anual. En contraste, las aves que no son migratorias son llamadas aves residentes.
Muchas aves terrestres migran largas distancias. Los patrones más comunes involucran el vuelo al norte para reproducirse en los veranos en áreas templadas o árticas y el retorno a las áreas de invernada en regiones más cálidas del sur.
La ventaja primaria de la migración es energética. Los días más largos del verano en el norte proveen mayores oportunidades a las aves en reproducción de alimentar a sus polluelos. La extensión de las horas del día les permite a las aves diurnas producir nidadas más grandes que las especies emparentadas no migratorias que permanecen en los trópicos todo el año. A medida que los días se acortan en otoño, las aves regresan a las regiones cálidas donde el suministro de alimento disponible varía poco con la estación.
Estas ventajas son superiores a los riesgos del elevado estrés, el coste energético, el aumento de la depredación y otros riesgos de la migración.
El estímulo fisiológico primario para la migración es el cambio en la longitud del día. Estos cambios están también relacionados con cambios hormonales en las aves.
Los cambios climáticos en gran escala están teniendo un efecto sobre la cronodeterminación de la migración, y los estudios han mostrado una variedad de efectos incluidos los cambios cronológicos en la migración, en la estación de cría así como en las declinaciones de poblaciones
La acción del hombre sobre el planeta, provoca en muchas ocasiones desastres medioambientales de gran magnitud, afectando en gran medida a extensas áreas, donde todo un hábitat puede ser modificado o destruido. Debido al calentamiento global del planeta se está produciendo un cambio de hábitats y la expansión de especies desde el sur hacia el norte. La presencia de especies africanas en Europa es un indicador de este cambio.
Además, las aves son buenos bioindicadores de problemas ambientales y sus desplazamientos nos pueden dar idea de la magnitud de lo sucedido. Ejemplo de ello han sido, el desastre de Chernorbil, donde hubo un descenso en la población de Avefrias, especie que nidifica en el norte de Europa y pasa los inviernos en la zona sur del continente. Otros ejemplos son el desastre en las minas de Alnazcollar, con las famosas imágenes de aves deformes en el entorno de Doñana y el desastre a finales de Noviembre de 2.002 en el área del Estrecho de Gibraltar, donde se detectaron algo más de 150 aves marinas muertas a consecuencia de haber estado en contacto con el petróleo vertido por el hundimiento del Prestige, hundimiento que se produjo semanas atrás en aguas próximas a Galicia, a más de 1.000 Km. de esta zona.
Cada invierno se ven más aves en las tierras ibéricas en lugar de migrar hacia África como sería lógico. Desde los años 90 se está estudiando en el área del Estrecho de Gibraltar, los tamaños de la población migradora posnupciales de la Cigüeña blanca , pasando de unas 90.000 aves censadas en el año 1.994 a 130.000 aves censadas en año 2.001. Esto significa que la población de Cigüeña blanca ha aumentado mucho, siendo mayor tanto el número de aves que cruzan hacia África desde Europa en sus movimientos migratorios como aquellas que pasan el invierno en la Península Ibérica. Los motivos que han podido propiciar este espectacular aumento podrían estar relacionados con la clara adaptación que realizó esta especie al empezar a buscar alimento en los vertederos de basura doméstica. Alimento abundante y fácil de obtener.
Es en la zona del Estrecho de Gibraltar, puerta de entrada entre África y Europa, donde con mayor asiduidad asiduidad se están realizando citas y observaciones de especies cuyos hábitat normales se encuentran mucho más al sur.En los años 80 se detecto la presencia del Vencejo cafre (Apus caffer), ahora expandido por toda la Península; en los 90 se detecto al Vencejo moro (Apus affinis). Las primeras citas de Corredor sahariano (Cursorius cursor), un ave típicamente esteparia, se realizaron en la playa de los Lances (Tarifa) y ahora nidifica en el desierto de Almeria. Desde los años 90 también y cada vez con mayor asiduidad se esta citando al Buitre de rüppell un ave que nidifica normalmente al sur del Sahara.Otro ejemplo espectacular de expansión de los últimos años podría ser la presencia del Morito (Plegadis falcinellus), que si bien antaño nidifico en la península, desapareció. Tras numerosas citas esporádicas crío de nuevo en 1.994 en Doñana, hoy día es una especie abundante en el entorno de este parque nacional y es observable en numerosos humedales ibéricos.La evolución del clima entre 1980 y 1990 no afectó a las aves residentes y de migraciones cortas, pero sí a las de migraciones de larga distancia, que han descendido al amparo de las temperaturas más cálidas registradas en el invierno europeo.
La evidencia sugiere que la temperatura media de la Tierra puede subir este siglo entre 1.5 y 5.8 grados, que se sumarían al aumento ya registrado en los últimos 150 años.
Este cambio en la temperatura tendrá indudablemente consecuencias dramáticas para las condiciones atmosféricas y por lo tanto para las condiciones de vida de los diferentes organismos, incluyendo las aves migratorias.
Por ejemplo, los inviernos fríos con intensas nevadas han llegado a ser escasos en muchas partes del mundo, y la cubierta de la nieve en ciertas montañas se ha reducido más del 50% durante el siglo pasado.
Este cambio climático afecta ya a plantas y animales de los cuatro puntos cardinales del planeta, reduciendo en algunos casos los períodos de hibernación de algunas especies (como las marmotas de América del Norte) y en otros anticipando la reproducción, como es el caso de algunas aves migratorias europeas.
Se cree que los inviernos más templados disminuirán aún más el número de aves migratorias de larga distancia en Europa y que estos cambios en los comportamientos se generalizarán en el curso de varias generaciones. De hecho, muchas poblaciones de pájaros de larga distancia han renunciado a cambiar de residencia de invierno en los últimos veinte años.
Los cambios en la fecha y ruta de las migraciones de aves que causa el cambio global están reduciendo la reproducción de varias especies y en algún caso su supervivencia. Otro impacto del aumento de las temperaturas es que numerosas especies de aves han desplazado sus áreas de distribución hacia el norte al reducirse los períodos de heladas El acortamiento de las grandes migraciones reduce igualmente el número de ejemplares que se extravían durante estos largos recorridos y que, tras alcanzar alguna isla, sobrevivían, se reproducían y se adaptaban a sus nuevos territorios, creando así nuevas especies. La consecuencia es una disminución de la biodiversidad.
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