Se llama contaminación acústica al exceso de sonido que altera las condiciones normales del ambiente en una determinada zona. Si bien el ruido no se acumula, traslada o mantiene en el tiempo como las otras contaminaciones, también puede causar grandes daños en la calidad de vida de las personas si no se controla adecuadamente.
El término "contaminación acústica" hace referencia al ruido (entendido como sonido excesivo y molesto), provocado por las actividades humanas (tráfico, industrias, locales de ocio, aviones, etc.), que produce efectos negativos sobre la salud auditiva, física y mental de las personas.
Cuando se está sometido de forma continua al ruido se corre el riesgo de sufrir trastornos que van desde lo psicológico (paranoia) hasta lo fisiológico (pérdida de audición, depresión del sistema inmunitario, trastornos del sueño, etc.)
Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), considera los 70 dB, como el límite superior deseable.
En España, se establece como nivel de confort acústico los 55 . Por encima de este nivel, el sonido resulta pernicioso para el descanso y la comunicación.
El ruido no solo afecta a los seres humanos. El ruido generado por la civilización también afecta al resto de animales y puede llegar a modificar su comportamiento natural.
A lo largo de los años la audición de los animales se ha adaptado a los sonidos naturales de su entorno para poder distinguir los ruidos relevantes de los que no lo son. Sin embargo, el ruido generado por nuestra civilización, que ha aumentado considerablemente durante las últimas décadas, ha tenido repercusiones en el mundo animal. En particular, los animales marinos han sido los más afectados al encontrar dificultades para comunicarse debido al ruido de las plataformas petrolíferas, los barcos y las investigaciones sísmicas.
Varios estudios han revelado que el canto de las ballenas se ha visto afectado. Asimismo, se ha detectado pérdida de audición en delfines. La pérdida de audición se encontró en la mitad de la población de delfines varados en las costas americanas.
De la misma forma, los investigadores han descubierto una correlación entre el canto de los pájaros y el ruido inducido por los seres humanos, aunque no se ha podido detectar una pérdida de audición.
Entre los petirrojos, por ejemplo, se observó que preferían cantar durante la noche en áreas donde existía mucho ruido diurno.
En un experimento con pinzones vulgares, se descubrió que el ruido distraía a los pájaros para poder buscar alimentos, ya que estaban siempre alerta de posibles depredadores. En conclusión, el pinzón vulgar tenía dificultades para encontrar suficiente comida en entornos ruidosos.
Un número creciente de estudios indican que los pájaros y otros animales cambian su comportamiento como respuesta al ruido producido por el hombre, como el proveniente del tráfico y otras máquinas. Pero el ruido humano no sólo afecta a la fauna. Puesto que muchos animales también polinizan plantas o comen sus frutos y dispersan sus semillas, el ruido producido por el hombre también puede provocar una onda expansiva en la vegetación.
Una película interesante sobre los efectos del ruido de las ciudades es "Noise" (2007). Aquí puedes ver el trailer:
Para saber más: